Catástrofe
mundial: la contaminación
Autora: Rocío Cuevas
Era un día de
pleno invierno, pero no se sentía frío. Ya eran varios años en los cuales la
verdadera sensación de frío apenas aparecía durante una semana. Muchos decían
que era un simple hecho natural para no culpar a los verdaderos causantes de
esta catástrofe: los humanos. Todos sabemos bien cuáles son las consecuencias
de la contaminación: océanos más cálidos, glaciares que se derriten, una capa
de ozono destruida, tierra inhabitable, ríos y lagunas con agua imposible de
beber y utilizar.
Yo, un simple y
pequeño conejo, les quiero contar la verdadera historia de la contaminación y
la destrucción del hábitat natural.
Se detonó la degradación
del bosque…
Retomando lo
dicho, este día de invierno, brincaba con mi familia por un hermoso bosque,
lleno de otras especies de animales, plantas silvestres y un fresco río donde
todos nos bañábamos cada día.
Fue aquí cuando
comenzamos a escuchar el sonido de unas máquinas que avanzaban a gran
velocidad. Asustados, corrimos hacia nuestras madrigueras, y tratando de
observar lo que ocurría, me asomé por el hueco. Lo que vi, probablemente todos
ya lo han visto: una cantidad inmensa de árboles talados, miles de animales que
perdieron su hogar natural y un gran espacio desierto.
El famoso río en
el que solíamos beber agua y bañarnos, luego de unas semanas, estaba
completamente contaminado con insecticidas y otros químicos que no conozco.
Fui forzado a
mudarme de bosque, con otras miles de especies, esperando que no sucediera lo
mismo otra vez. Pero era inevitable.
Poco a poco se
fueron instalando las fábricas, que no nos trajeron ningún beneficio, sino todo
lo contrario. El aire era más denso y menos respirable, y los ríos alrededor de
ellas se tornaron inhabitables.
A medida que nos
mudábamos de bosques, notábamos que había algunos tan sucios, llenos de
papeles, botellas de plástico y de vidrio, cartón, pilas y comida en
descomposición que no podíamos aguantar ni un segundo allí.
Todo nuestro
ambiente natural se vino abajo, pero no éramos los únicos que pasábamos por ese
mal momento. Mi amiga, la cotorra, me contó lo que había vivido en otro bosque,
y aparentemente esto estaba sucediendo en cantidad, mundialmente.
Y es por este
simple hecho que les cuento mi historia. La contaminación se está extendiendo y
nos está afectando mundialmente, y ustedes son los causantes. Por lo tanto, son
los únicos que pueden hacer algo por el bien de la Tierra y todo lo que la
habita.
Solo les pido
que consideren y piensen dos veces antes de arrojar papel al suelo, de
desperdiciar el agua o de gastar energía. Nosotros los animales no somos los
únicos afectados; a la larga, todos lo seremos.