El pueblo perdido

                    El pueblo perdido

Autor: Bruno Cohan

En las montañas había un humilde y pequeño pueblo que vivía a la vera de una pequeña laguna. Este no era muy grande, pero contenía suficiente agua cristalina para abastecer al pueblo y a sus animales. Los habitantes del pueblo cuidaban esta laguna de la contaminación, ya que sabían que era su fuente de agua y su principal fuente de vida. Un día llegó al pueblo un empresario de la ciudad capital. Este les dijo a los habitantes del pueblo que en la ciudad se necesitaba agua potable y que pagaban mucho dinero por ella. Les contó que él podía poner una planta embotelladora al lado de la laguna para tomar su agua, embotellarla y venderla en la ciudad. Les dijo a los habitantes que dividiría las ganancias y que ellos ganarían mucho dinero. Estos aceptaron la oferta y unos meses después ya estaba la embotelladora funcionando.

Al año, los habitantes empezaron a notar que la laguna estaba más pequeña, que poseía menos agua, que se iba secando lentamente. Y también empezaron a notar que los animales se enfermaban y morían.

Con el tiempo los habitantes también empezaron a enfermar y no sabían por qué. Llegaron doctores para curar a los enfermos y, con ellos, también llegó un biólogo para averiguar la causa de la enfermedad. Este descubrió que el agua de la laguna estaba contaminada por los desechos producidos por la embotelladora y que estaba a punto de agotarse. Dijo que no quedaba ninguna solución más que cerrar la embotelladora y buscar una nueva fuente de agua. Pero en esta zona no había ninguna otra, así que los habitantes tuvieron que abandonar su pueblo e ir a vivir a otro lado.

Por no cuidar su hábitat y explotarlo perdieron no solo sus hogares, sino también sus raíces y los lugares de sus recuerdos más queridos. Esta pequeña pero valiosa sociedad se perdió porque los habitantes, al irse, tomaron diferentes caminos, y algunos no volvieron a verse nunca más.

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