El medioambiente en peligro: la Tercera Guerra Mundial

Autor: Marcos Montedónico

El despertador sonó como siempre para ir al colegio. Mi nombre es Juan y vivo en un pueblo cercano a México D.F. Un día, bajé como siempre para desayunar y mi mamá me dijo que no iría a la escuela. Mi papá estaba viendo televisión y vi que el noticiero decía que China y Rusia querían empezar otra guerra mundial en la que incluirían a todos los países.

Mi mamá y mi papá me dijeron que se iban a trabajar y que me quedara en casa. Mi papá me indicó, extrañamente, que por nada del mundo saliera de casa. Me pareció raro, pero me puso feliz, ya que no iría al colegio.

La citada advertencia provoca preocupación…

A las diez de la mañana miré por la ventana y vi que no había NADIE en la calle. Bueno, solo había unas palomas. Me pareció escuchar un rudo de portón y vi que el señor Pérez, el vecino de enfrente, se iba de su casa rápidamente con su familia.

A las nueve de la noche, mis padres volvieron muy agitados y yo les pregunté qué les había pasado. Me respondieron que no me metiera en sus temas y que siguiera con mi vida con normalidad.

A la mañana siguiente, me desperté sobresaltado por una explosión. Miré por la ventana y vi que unos aviones estaban bombardeando con BOMBAS NUCLEARES todo México D.F. Yo recordé la noticia sobre la guerra y me asusté. Fui a despertar a mis padres y les conté lo que vi. Ellos parecieron entender y me explicaron que habían vuelto agitados porque estaban in- tentando detener la guerra y salvar al medioambiente y a las especies en extinción. Así que ellos me dieron una bolsa gigante de maíz y me dijeron: “¡Plantá!” Entonces, yo empecé a plantar.

Un día de la victoria…

Pasaron meses y un día vi en la televisión algo que no pude creer. Estados Unidos estaba intentando destruir todo el medioambiente, ya que se había enojado con Rusia. Y vi otra vez a los aviones. No lo podía creer, así que agarré mi megáfono para chicos en emergencias y grité: “¡¡¡Hora de proteger al mundo!!!”. Subí al techo y le grité a uno de los aviones: “¡¡¡Cuidado, una abeja!!!” Uno de los capitanes se asustó, chocó contra otro avión y se armó un lío tremendo y todos los aviones cayeron. No podía creer que YO había causado semejante lío. Entonces, todos vinieron a festejar y me ayudaron a plantar más maíz y a plantar árboles.

Había salvado al mundo. ¿Qué pasó con Estados Unidos, China y Rusia? Todos los países estuvieron de acuerdo con hacer una jaula gigante para encerrar a los países por el daño que habían causado. El mundo quedó limpio y no hubo guerras nunca más.

 

  

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