Las aventuras de Freddo

            Las aventuras de Freddo

Autor: Federico Ruiz

Freddo era una persona común y corriente. Sin embargo, se veía diferente a los demás, ya que su posición económica no era buena y se las debía rebuscar para subsistir.

Freddo resultaba ser un vagabundo, pero no un vagabundo cualquiera sino uno orgulloso y esperanzado. Y si no me creen, conozcamos su historia.

Ser vagabundo implicaba un duro trabajo, ya que al no tener los recursos necesarios, debía recurrir, en ocasiones, a otras personas para que lo ayudaran con una que otra limosna.

Lo cierto es que Freddo era un tipo muy feliz, al que le gustaba levantarse temprano para emprender nuevas aventuras, que constaban de largos trayectos por la ciudad, en las cuales era testigo de muchas desgracias. Al deambular por las calles, Freddo veía cómo la gente, sin darse cuenta, las contaminaba tirando envolturas, papeles, cigarrillos y demás desechos. Pero eso no era todo; a Freddo, como a cualquier persona, le gustaba relajarse y descansar en las plazas con su pasto verde y su mágica energía. Sin embargo, al llegar a alguna de estas, la imagen era totalmente diferente. Por un lado, veía cómo el pasto estaba lleno de basura y, por el otro, veía desechos de mascotas cuyos dueños no tenían la voluntad de limpiar. Entonces, la mágica energía se transformaba en un tóxico aire del olor de los desechos sumados al humo de los autos.

Freddo con esperanza y voluntad inicia el cuidado…

Aun así, Freddo, como ya te dije, era un hombre esperanzado y con mucha voluntad, por lo que un día, dirigiéndose al río en busca de agua y al ver el agua contaminada por latas, ropa y demás cosas se le ocurrió una idea. Sintió en lo profundo de su corazón que era hora de un cambio. Entonces, empezó a cuidar el ambiente; no solo no contaminaba con desechos, sino que limpiaba lo que otras personas ensuciaban.

Pasaban los días y Freddo mantenía la misma rutina desde aquel día, en el que se le ocurrió la genial idea de cuidar el medioambiente. La gente veía cómo ese pobre hombre colaboraba para vivir en una mejor ciudad y sentía gusto al ver la pasión con la que lo hacía.

Y, luego de tanto esfuerzo, pudo contagiar esa pasión a la mayoría de los habitantes de la ciudad. Gracias a eso, hoy puede disfrutar de una ciudad limpia.

Espero que esta historia te ayude a reflexionar y a mostrarte cómo podemos aprender a vivir en sociedad y ayudar a las demás personas empezando por uno mismo.

 

 

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