Las dos ranas, movidas por un impulso de supervivencia, comenzaron a
saltar, intentando salir del agujero, pero el resto de ranas les gritaban desde
arriba:
– ¡No insistáis! ¡No podréis salir nunca! ¡Dejadlo!
Las dos ranas siguieron saltando, aunque una de ellas comenzó a desanimarse
cada vez más…
– ¡No
saltéis más! – gritaban aún más fuerte sus compañeras- ¡No podéis
salir! ¡Asumid vuestro destino!
Las ranas gritaban y hacían gestos con los brazos para que las ranas se
dejaran morir sin más. Y una de ellas, al final cedió y cayó al suelo,
en donde al fin murió.
Sin embargo, la otra rana seguía saltando cada vez más, con más fuerza, con
más intensidad… y en uno de sus grandes saltos, consiguió alcanzar el
borde del agujero y salir al exterior.
Cómo consiguió la rana sorda
alcanzar su meta
Las demás ranas la miraron boquiabiertas, sin saber qué decir. Estaban realmente
sorprendidas de que aquella rana hubiera
conseguido salir del agujero, a pesar de que todas le decían que lo
dejara…
– ¿Cómo es que has conseguido salir?- le preguntó una de ellas- ¿No
escuchabas cómo te decíamos que pararas?
Y la rana, se encogió de hombros, les hizo señas para explicar que era
sorda, y les dijo con signos que quería darles las gracias por haber
confiado en ella. La pobre rana sorda se pensaba que en lugar de decir
que parara, le estaban dando ánimos para que consiguiera salir.
Moraleja: ‘Las palabras de motivación son como motores que te ayudan a conseguir un objetivo. Confía en ti y antes de derrumbarte, piensa en tus inmensas posibilidades para alcanzar la meta’.