LA MINA DE SAL DE SONOMORO
Tradición ashaninka y nomatsiguenga
A treinta minutos al sur del río Sonomoro de la
comunidad nativa nomatsiguenga de San Antonio de Sonomoro, se encuentra un
lugar, llamado por los lugareños Choiti, que significa zona salada. Allí, desde
épocas inmemoriales existía una mina de sal negra conformada por inmensas rocas
de sal que alimentaba a muchas familias nomatsiguengas que vivían dispersadas
en esa época.
El descubrimiento de los españoles
Cuando llegaron los
españoles al Perú el año de 1535, pasaron por estos lugares encontrando a los
indígenas nomatsiguenga que en sus tsimengoti (canasta que sirve para guardar
alimentos guardaban pedazos de sal negra que les servía de alimento.
Entonces los hombres
blancos averiguaron la procedencia de esta sal negra, y como no encontraban
respuesta positiva, empezaron a matar a los nativos hasta que alguien condujo a
estos hombres al lugar llamado Choiti.
Los españoles quedaron
boquiabiertos al descubrir la majestuosidad de los bloques de sal natural que
sobresalían por encima de los inmensos árboles de caoba.
Muy envidiosos, los
españoles quisieron destruirlo perforándolo con inmensos taladros para luego
dinamitarlo, pero sucedió que cuando llegaron al corazón de la roca, escucharon
un desgarrador grito de dolor:
¡Ayabeeee…! Y desde las
entrañas de la roca de sal brotó un torrente de sangre hirviente: ¡Shsssssss!,
quemando a todos los españoles hasta dejarlos esqueletos. Nadie se salvó.
Después de lo sucedido
la inmensa roca de sal se transformó en una bella mujer que, muy asustada y
desesperada, llamó a sus hermanos los Santóbaris (moscas de colores) para que
la lleven a otro lugar muy lejos yesconderse de los españoles. Sus hermanos
obedientes construyeron balsas de topa y la llevaron río debajo de Sonomoro.
Habiendo avanzado
treinta minutos, llegaron a la comunidad de San Antonio y vieron a la gente que
lloraba por la destrucción de la sal que durante muchos años les dio vida. A la
mujer le dio mucha pena y pidió a sus hermanos para quedarse con ellos. Entonces
sus hermanos le dijeron que no podían quedarse porque estaba muy cerca de los
hombres blancos que querían seguir destruyéndola. Al ruego de la mujer, se
quedaron y se fueron caminando por las orillas del río Tsóriri a diez minutos
de la comunidad de Sonomoro. Allí se transformó nuevamente en una roca.
El destino de la sal negra
Como la llegada de los
españoles era incesante por estos lugares, la sal se transformó nuevamente en
una mujer y se alejaron para siempre del lugar. Bajaron por el río Sonomoro llegando
al río Perené, surcaron por sus aguas y la mujer se estableció para siempre
convertida en mina de sal negra en el alto Perené, distrito de Mariscal Cáceres
en Chanchamayo para seguir alimentando a los colonos asháninkas del lugar.
En el lugar (Tsóriri)
donde quiso quedarse la mujer, la orina que dejó se convirtió en una mina de
sal líquida que hoy sigue alimentando a los nomatsiguenga, haciendo hervir sus
aguas para transformarlo en sal sólida. Sus hermanos, las moscas de colores, lo
seguimos viendo hoy, bajando y surcando el río Sonomoro para chupar las piedras
saladas y fastidiando a los bañistas en este majestuoso río.