LO QUE SUCEDIÓ A LA GOLONDRINA CUANDO VIO SEMBRAR EL LINO

 

LO QUE SUCEDIÓ A LA GOLONDRINA

CUANDO VIO SEMBRAR EL LINO

 El conde Lucanor hablaba un día con Patronio, su consejero, y le dijo así:

 

“Patronio, me dicen que unos vecinos míos, que son más poderosos que yo, andan reuniendo gente y preparando astucias para engañarme y hacerme daño; y yo no lo creo ni me recelo de ello; pero por el buen entendimiento que tenéis, os quiero preguntar si debo hacer algo sobre esto”.

 

“Señor conde, dijo Patronio, para que en esto hagáis lo que os conviene hacer, agradaríame mucho que supieseis lo que sucedió a la golondrina con las otras aves”.

 

El conde le preguntó cómo era aquello y Patronio le dijo:

 

“Señor conde, la golondrina vio que un hombre sembraba lino, y comprendió por su buen entendimiento que, si aquel lino nacía, los hombres podrían hacer redes y lazos para cazar las aves. Y entonces se fue donde las aves, las hizo reunir y les dijo que el hombre sembraba aquel lino, y que estuviesen seguras de que, si aquel lino nacía, se les seguiría de ahí muy gran daño. Les aconsejaba que antes de que el lino naciese, fuesen allá y lo arrancasen, pues las cosas son fáciles de deshacer en el comienzo, y después son mucho peores y mucho más graves de deshacer.

 

Las aves no le prestaron interés y no lo quisieron hacer, y la golondrina insistió muchas veces, hasta que vio que las aves no hacían caso de su consejo; y el lino estaba ya tan crecido que las aves no lo podían arrancar con las alas ni con los picos.

 

Y cuando las aves vieron que el lino estaba crecido, y que no podían poner remedio al daño que de ahí les venía, se arrepintieron mucho, porque antes no le habían puesto remedio. Pero el arrepentimiento llegó cuando ya no servía.

 

Y antes de esto, cuando la golondrina vio que las aves no querían poner atención en aquel daño que les sobrevenía, se fue en busca del hombre y se puso bajo su poder, y obtuvo de él seguridad para sí para su linaje, y desde entonces viven las golondrinas bajo el poder de los hombres y están seguras de ellos, y a las otras aves que no quisieron cuidarse cada día las cazan con redes y lazos.

 

Y vos, señor conde, si quisiereis guardaros de ese daño que decís que os puede sobrevenir, preparaos y tomado medidas antes que el daño pueda suceder. Dice un sabio que, si entendieseis que os puede sobrevivir daño de alguna cosa, obrad de modo que os aseguréis de ella, pues no es cuerdo el que ve la cosa después de ocurrida; mucho más cuerdo es el que por una señal o un movimiento cualquiera entiende el daño que le puede sobrevenir y pone remedio para que no le suceda daño”.

 

Al conde le agradó mucho esto que Patronio le dijo, y lo puso en práctica, y quedó muy contento de ello.

Y porque don Juan entendió que este ejemplo era bueno lo hizo poner en este libro, e hizo estos versos que dicen así:

 

En el comienzo se ha de advertir

daño que quiera el hombre eludir.

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